En el santuario del Monte Berico, justo al lado del pequeño atrio que conduce al antiguo refectorio de los monjes, hay dos pequeñas terrazas a la derecha con una espectacular vista de la Valletta del Silenzio hasta Villa La Rotonda.

Parece increíble, pero las dos terrazas panorámicas han sido en varias ocasiones verdaderas escenas de crimen, por usar un término que ahora es muy común en las noticias negras: no hay nada escrito, pero durante más de un siglo se ha transmitido oralmente la historia de Giovanni Cazzola, un carabinero que escapó de la muerte gracias a Nuestra Señora del Monte Berico.

 

Villa La Rotonda desde Monte Berico

Todo comienza alrededor de los años 20 del siglo pasado, un anciano se presenta a un fraile del santuario y cuenta su historia. Muchos años antes, el hombre había sido carabinero y, durante una visita al Monte Berico, reconoció a un delincuente buscado durante mucho tiempo por la justicia. Inmediatamente lo persiguió, pero el fugitivo se refugió en la iglesia.

Se creó un bullicio general, la gente gritó y huyó aterrorizada. El hombre buscado continuó su huida,  superó el antiguo refectorio y continuó hacia la terraza con vistas a la Valletta del Silenzio. Y aquí se consumó la tragedia. No sabemos lo que pasó por su mente, tal vez no pensó que bajo sus pies había un salto en el vacío de 10-12 metros o tal vez estaba convencido de que era mejor morir que ser agarrado por el policía.

El hecho es que el criminal no se lo pensó dos veces, abrió la ventana, subió por encima de la barandilla y se lanzó al vacío. Locura en locura, el policía lo seguió en el salto, tal vez para tratar de salvarlo o porque pensó que podría sobrevivir y escapar de nuevo. Al caer, Giovanni Cazzola invocò a la Virgen y ella se le apareciò, lo tomó de la mano y lo acuestó suavemente sobre la hierba.

Toda la historia fue resumida hábilmente en el título «El salto del policìa» y se publicò en 1927 en el periódico del Santuario. Una cosa es cierta: desde esa terraza ha caído más de una persona, más o menos accidentalmente.

El museo de ex- voto

Cuadro de Alessandro Gobbati

Hay una parte del santuario de Monte Berico que casi nadie conoce, el museo de ex-voto. Una de las obras más significativas es un cuadro de Alessandro Gobbati, que representó un hecho del 26.02.1695, cuando un niño se cayó accidentalmente de la terraza. En la parte inferior derecha se pueden ver a los padres implorando la intervención de la Virgen, mientras que justo encima de Alejandro, representado mientras que cae, aparece la Virgen.

El niño será salvado y sus padres, bastante ricos a juzgar por la ropa y el tamaño de la pintura, encargaron la obra como signo de agradecimiento.

El terremoto del 25.02.1695

Pero estas pinturas son interesantes no sólo por el hecho de la crónica contada, sino también porque dan una idea de la historia de la ciudad, a menudo ignorada u olvidada.

En este caso, hay un detalle que no puede escapar al observador más atento: cerca de los padres, una procesión de personas avanza desde las arcadas del siglo XV (que ya no existen): éstos se apresuran al santuario para agradecer a Nuestra Señora por haber salvado a la ciudad del terrible terremoto del 25.02.1695, es decir, el día antes del accidente que le sucedió a Alejandro. El epicentro se ubicó en Asolo y, a pesar de la violencia del sisma, muy pocas fueron las víctimas en la ciudad.

A partir de ese momento se decidió organizar una procesión en Monte Berico el 25 de febrero de cada año como signo de acción de gracias por la protección de la Virgen en los Vicentinos. Otro evento que no puede faltar para los fieles se ha convertido en la peregrinación del 25 de agosto, para recordar la colocación de la primera piedra del santuario y la reciente Fiesta del Oto del 8 de septiembre, el Nacimiento de la Virgen de María, establecido en 1917 como acción de gracias a la Virgen por haber protegido a la ciudad de la avanza austro-húngara durante la Primera Guerra Mundial.

Los grafites del Belvedere

 

Justo encima de la terraza con vistas a la Valletta del Silenzio, había una vez un tejado llamado el Belvedere. Inicialmente abierto, fue cerrado durante el siglo XVIII a instancias del prior del convento P. Ferdinando Gabrieli y sólo en los últimos años se han encontrado restos de frescos «grabados» por los peregrinos de paso por los que se le ofreció un techo sobre la cabeza y una cama de paja para pasar la noche antes de regresar al viaje.

Una escrita en particular, se refiere a un hombre que había perdido el uso de la palabra y, una vez que llegó al santuario, se curó; después de todo, este fue uno de los milagros más frecuentes: la restitución del uso de la palabra.

Hay muchas otras cosas que se refieren al Santuario. Si quieres, se puede organizar una visita.

En cambio, si quieres ver el Santuario por tu cuenta, aquì hay unas informaciones utiles:

Horario de invierno:

días laborables

Mañana 6.00 – 12.00

Tarde 14.30 / 18.00

Domingo: 6.00 – 19.00

Horario de verano:

días laborables

Mañana 6.00 – 12.00

Tarde 14.30 / 19.00

Domingo: 6.00 a.m. – 8.00 p.m.

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